Hoy en día vivimos en una
sociedad donde premia el dinero por encima de las personas. Una sociedad donde
valen más unos cuantos sobres con billetes de 500 que los propios derechos
humanos, donde los que están arriba sólo se preocupan de su propio bolsillo,
sin saber que lo que realmente deberían hacer es mejorar la situación del país
al que representan.
A
estas alturas, los altos cargos políticos que mandan son los que están creando
un gran dique entre la clase media y la clase alta. Eso es lo único que
pretenden los gobernantes de ahora, quitar derechos a los menos agraciados para
que ellos mismos puedan vivir mejor y que, además, podamos ser más controlables
para su propio beneficio. Estamos llegando hasta tal punto que ya de cualquier
modo (ya sea la crisis, por ejemplo) intentan volver a implantar esa situación
característica del Antiguo Régimen, donde el rico cada vez era más rico y más
poderoso, y el pobre se tenía que joder (perdón por la expresión) por haber
nacido en una familia obrera de pocos recursos económicos.
Ya
se llevó a cabo una revolución para acabar con ese sistema (como en EEUU y
Francia) y poder tener unos derechos y una igualdad. Por eso, ahora que nos pretenden
arrebatar lo que tanto nos costó conseguir es cuando debemos manifestarnos y
revolucionarnos. Porque sino, ¿quién luchará por nosotros?
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